“To a Smile of your Dream,es” Delivery 21

Seguimos adelante con la confianza plena de que al final del camino nos espera el triunfo.
Good Morning!
Vigésimoprimera entrega de “To a Smile of your Dream,es”
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X

“-¿Qué haces? – Linda Aurora observaba a su madre ir de un lado a otro de la cocina hablando en voz baja, se aproximaban las fiestas grandes de Santa Gema y el ajetreo de los preparativos era lo habitual.

Cocinar, ¿no lo ves? – fue su respuestaquita, quitasu hija se hizo a un lado para permitirle el paso.

– Mom, ¿quieres que te ayude? – se ofreció

¿Mamá? – preguntó extrañada¡mamá! – exclamó mirándola con sorpresajijirió por lo bajini¿has oído?, ¡me ha llamado mamá! – dijo a Rosabel que contemplaba la escena desde el patio yendo hacia delante y hacia atrás en su nuevo y flamante triciclo.

¿No te gusta? ¿Prefieres que te llame Candela? – preguntó Linda Aurora sintiendo que el alma se le acababa de romper en mil pedazos.

Me da igualrespondió encogiéndose de hombrospero que conste que si tú me llamas mamá, yo te llamaré hija.

¡Claro! ¡Faltaría más! – exclamó acercándose a ellaeste es el trato: yo te llamo mamá y tú a mí, hijahablaba despacio y con tanta ternura como era capaz de sentir¿trato hecho? – dijo tendiéndole una mano.

¡Hecho! – y tras apretar con fuerza la mano de Linda Aurora siguió¡luego se lo contamos a Marla!

Claro¿son dulces de Santa Gema? – preguntó señalando la bandeja que su madre acababa de sacar del horno.

¿Qué? ¿Dulces de Santa Gema? ¡No! – gritó negando también con la cabeza. – Son mis “Tears of bread”, ¿no lo ves?

¿”Tears of bread”? – Linda Aurora no había oído ese nombre antes.

– Yes, Dios me dio la receta.

¿Dios?

– Yes, Diosafirmó convenciday fue maravilloso porque pude meter en la masa toda mi pena y después, cuando la saqué del horno y la compartí con los demás, se pusieron muy contentos y me daban las gracias porque les encantaba.

Clarole dio la razón con todo el dolor de su corazón.

Pero después, cuando exhalé todo el miedo que había sanado en otro ahídijo señalando el ojo que Linda Aurora ocultaba tras su parchese me agarró la culpa al alma y todavía no se ha marchado.

XI

Fabián se llevaba a Rosabel a La Ciudad, sus padres querían conocerla. Estaba a punto de cumplir cuatro años y por una razón u otra, el encuentro se había ido postergando siempre.

Se avergonzaba de su familia y sentía con un profundo dolor, que ellos también se avergonzaban de él. Necesitaba sentirse aceptado, necesitaba que aprobaran su vida, sus anhelos, sus sueñosquería que lo quisieran y ellos, simply, no querían quererlo. Su hermana era una gran triunfadora, una abogada de éxito y prestigio que desayunaba a diario en caros restaurantes y comía siempre en compañía de amigos influyentes. En cambio, él tan sólo era un soñador que a sus 36 años no había podido cumplir ni uno solo de sus sueños. Un fracasado que no había publicado su inacabado libro, un fracasado al que su único amor rechazaba dolorosamente una vez tras otra, un fracasado al que las tantas veces anhelada paternidad asustaba y paralizaba empujándolo constantemente hacia vías de escape que a duras penas conseguía disfrazar. Un fracasado, un farsante que ni siquiera era capaz de reconocer abiertamente su fracaso y se ocultaba tras una sonrisa constante y palabras de ánimo para los demás.

Esta noche estamos tú y yo solaexplicó Linda Aurora a su madreRosabel se va con su papá a La Ciudad para conocer a sus abuelitos.

¿Me contarás hoy también un cuento? – preguntó Candela sin mirarla, regar las hortalizas era una nueva ocupación que le resultaba muy divertida.

Claro mamá, como todas las nochesle acarició el cabello con ternura.

¿Y jugaremos a dar las gracias? – esta vez sí se giró para mirarla¡ya terminé! ¿nos damos un baño? ¿y Rosabel? – la impaciencia era una de las características que más se le había acentuado.

Esta noche jugaremos a dar las gracias, what if, puedes darte un baño en la piscinala tomó de la mano y paseó con ella por todo el Jardínpero con Rosabel no, ella tiene que ayudarme a hacer una cosa.

¿Una cosa? – preguntó llena de curiosidad¿qué cosa? ¿te ayudo yo? – y detuvo su paso a la espera de una respuesta afirmativa.

– No, sweetie. Tú, a darte un remojóny exclamó señalando hacia la piscina¡mira! ¡allí está Marla! ¡vamos! – tiró con suavidad de su mano y ambas se pusieron de nuevo en marcha.

Linda Aurora subió a la buhardilla, cada vez que quería entrar en aquel templo sagrado tenía que pedir la llave de los candados a su tía, suponía que tarde o temprano dispondría de su propia llave, pero hasta el momento Marla no había dado señal alguna de otorgarle esa confianza. Aprovechando que su tía vigilaba atentamente a Candela y además estaba atareada con los preparativos de la comida, subió a la buhardilla llevando consigo a una silenciosa y sigilosa Rosabel no sin antes susurrarle un rotundo… “calladita, ¿eh?” La pequeña no necesitaba tal advertencia, sabía perfectamente que su tía le tenía prohibido estar allí y le parecía divertido y excitante saltarse esa norma con el completo beneplácito de su madre. Ese secreto lo guardaba sin ningún problema.

Cariño, ¿qué Guardiana nos llevamos hoy a casa? – preguntó mirando de soslayo a Rosabel¡deja de saltar en la cama!

No quiero ir con papá, quiero quedarme en casa contigo y con Candela y que me leas cuentosse quejó sin dejar de saltar sobre la cama de Marla.

¡Para! – repitió su ordensolo será una noche,verás que divertido es conocer a tus abuelitosintentó enfatizar su frase, pero ni ella se lo creía. – Vamos a ver, vamos a ver… – decía mientras paseaba su dedo índice por el lomo de los libros al tiempo que leía para sí sus fragantes títulos¿Chocolate? – preguntó volviéndose hacia su hija.

– No, mami, chocolate, nole gustaba tanto el aroma de esa Guardiana que Rosabel no quería perderse su historia, ya leerían el libro en otra ocasión.

Entonces, ¿qué te parece Coco? – preguntó suponiendo que en este caso la respuesta tamibén sería negativa.

Mmmno sé, no sé.

¿Cerezas? – repasaba los libros sin orden dejándose llevar por sus intuición y la apetencia de su ojo.

¡No! ¡Qué asco! – la fruta y Rosabel no se llevaban bien.

¿Anís?

¿Anís? – se preguntó a sí misma? – Yes, Anís. ¿Qué Guardiana es?

La Guardiana de la Saludrespondió tomando el libro y metiéndolo en una cesta de mimbre.

¿Sabes qué hace? ¿Cura a todo el mundo? ¿Me puede curar a mí? -preguntó impaciente y molesta al saber que aquella noche se perdería una fantástica historia de magia.

Sé que puede sanar cualquier dolencia conocida y por conocer, sé que lo hace con sus estornudos y sé que tú, eres una niña sana y preciosa que no necesita que ninguna Guardiana del mundo la ayudese aproximó hacia Rosabel y se tumbó a su lado en la camay sé que eres ¡perfecta! – y concluyó su discurso con cosquillas y risas compartidas que no pudieron ocultar un sentido y hermoso¡bravo!” procedente del más allá.

Sin que su hija se diera cuenta introdujo junto a este libro otro titulado “it”. Lo había leído y releído en decenas de ocasiones y siempre terminaba su lectura planteándose un interrogante del que no quería demorar por más tiempo la respuesta. Aquella noche, cuando su madre se durmiera saldría a la balconada con una infusión de té bien fresquita y lanzaría su inquietud al viento con la esperanza de que Pío apareciera”.

Continuaremos adelantesiempre adelante.

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