¡NUEVO PROYECTO!
¡Nuevo proyecto a la vista!
Comparto un breve fragmento de mi nueva novela.
Espero que despierte vuestra curiosidad.
«Una situación es como el mar, tiene profundidad. Puedes zambullirte en ella y a placer ir descubriendo todo su Universo, una maraña de conexiones y más conexiones. Tiene su paisaje. Estalla en bosques. Está viva. Late.
Pero una situación también es engañosa, aparentemente en la superficie tiene su propia personalidad, su etiqueta, su por qué, su culpable y su víctima, es un éxito o un fracaso, pero conforme te adentras en ella su individualidad se desvanece, se diluye y todas, con independencia de su forma, se convierten en lo mismo: una oportunidad.
A ella le gustaba lanzarse a por las situaciones, así, en genérico. Consideraba los problemas como oportunidades, densas oportunidades repletas de nudos y le enloquecía explorar sus oscuras profundidades con madrigueras y bosques de afiladas hojas. Muchas veces el machete de la rabia le servía de ayuda para abrirse paso, pero no siempre, porque las ramas renacían entrelazándose entre sí, encontrando un nuevo camino. Estorbando. Ocultando. Obstaculizando.
Otras veces, intentaba avanzar entre el fango, tan espesa era la situación que apenas podía sumergirse en ella. No era este el tipo de oportunidades que le gustaban, pero no las rechazaba, sabía que pasado un tiempo, a veces mucho tiempo, conseguiría resurgir con más fuerza. Sin solucionar nada. Sin entender apenas. Cansada. Mayor. Pero más resistente, y así, después, cuando tuviera que bucear en situaciones ligeras en las que el agua lucía turbia o solo presentaba suaves turbulencias, se sentiría como pez en el agua y no supondrían esfuerzo alguno.
Dividía la profundidad de toda situación en diferentes niveles según su complejidad. Y había descubierto que las relaciones con los demás presentaban una disposición similar. Incluso la que mantenía con ella misma, aunque ese era otro cantar, porque tanta curiosidad se despertaba a sí misma que de tanto ir y venir a su interior en busca de respuestas y verdades, un día se perdió y estuvo vagando por oscuros y angostos pasillos lo suficiente como para dejar una parte de sí, allí.
Habitaba en ambos mundos.
No habitaba en ninguno.
De sus múltiples idas y venidas nunca regresó completa. Y cada vez que descendía a lo más profundo de sí, regresaba más y más incompleta, aunque curiosamente, también se sentía más y más ligera.
Pensó que quizá no tuviera nada que descubrir. Que quizá ya poseía la respuesta, el tesoro que buscaba y todo se reducía a desprenderse de la podredumbre y porquería que arrastraba”