Mi camino

Siempre soy honesta con vosotros y hoy quiero compartir esta reflexión.

En muchas ocasiones, demasiadas, he transitado por vidas que no me correspondían.

He dedicado mucho tiempo a perseguir a sus dueños para darles mi mano, guiarlos, ayudarlos… sin reparar en que nadie me había llamado, nadie requería mi ayuda.

Era una necesidad inmensa de sentirme necesaria la que quería satisfacer. Eran mis carencias las que estaban al mando, no las suyas.

Y cuanto más me empeñaba en interferir en sus vidas, más descuidada estaba la mía. Mi camino estaba desierto, sin mis pasos, sin mis huellas.

Conviene detenerse de vez en cuando y tomar conciencia de cuál es el sendero por el que caminamos.

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