Alma (y su casita de muñecOs). FRAGMENTO.

Continuamos descubriendo «Alma (y su casita de muñecOs)».

📚❤️

Hoy os presento a Sr. Sonrisa.

¿Qué aprendió Pandora junto a él? ¿Qué tendrá que dejar atrás para siempre?

Pasen y lean…ç

» – Es igual, igual – lo tenía frente a ella, interponiéndose entre ella y el campo de girasoles – y mira, en medio, como siempre – interponiéndose entre ella y sus sueños.

– ¿Te molesta tenerlo aquí?

– Un poco – no tenía ganas de hablar pero intuyó que no había escapatoria – me embaucó con dulces palabras y le resultó sencillo porque tras mi última relación prioricé los paseos, las conversaciones y las puestas de sol a otro tipo de «sensaciones». Y con él, de eso tenía de sobra. Hablábamos mucho.

– Tú hablabas mucho – Alma rectificó su afirmación – no recuerdas las cosas tal y como ocurrieron. Tú le hablabas de tus sueños. Él escuchaba. Punto.

– No lo recuerdo así – se removió incómoda en la silla. ¿Quién se había creído que era para cuestionar sus recuerdos?

– Soy tu subconsciente – respondió – no me hagas repetirlo más. E insisto, tú le hablabas de tus sueños y a él no le parecían ni bien, ni mal, se limitaba a escucharte porque en su vida había alcanzado todo lo que quería y no sentía la necesidad de soñar más. En eso de los sueños no existía entre vosotros correspondencia.

– No creía en mí, pero hacía ver que sí. Me daba la razón creyendo que no lo lograría. Me engañó y si no creía en mí, no tenía cabida en mi vida – Pandora fue rotunda en esta aseveración.

– Esa es tu interpretación, tu dañina interpretación de lo que ocurrió. Pero no fue así. Voy a explicarte, brevemente, qué ocurrió para que abandones esas creencias del «nadie me ama», «todo el mundo está en mi contra» y ese tipo de boberías con las que te llenas, me llenas, la mente.

Pandora escuchó a regañadientes, no tenía escapatoria, y Alma le explicó que lo que sintió Sr. Sonrisa no fue disgusto cuando ella decidió marcharse a cumplir su sueño, sino admiración. Le maravillaba estar con una mujer capaz de ese tipo de logros, y sintió miedo porque le importaba y no quería perderla. Y se sintió pequeño ante su triunfo, y orgulloso, mucho. Y no sabía cómo apoyarla, ni siquiera sabía que necesitara su apoyo porque ella siempre se había mostrado ante él como un ser autosuficiente que no necesitaba nada, de nadie. Él, que se nutría de sus sueños y la conocía bien, supo que la había perdido.

– No te mintió. Nunca. Te amó. Siempre. Grábatelo y deja de hacerte daño. Quizá es el momento de pedir disculpas; a él por haber sido tan injusta y a ti, por el daño que te hiciste. Lo único mentiroso en tu relación con Sr. Sonrisa fueron tus interpretaciones sesgadas. Déjalas ir.»

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¿Te has sentido identificad@? ¿Has sido en alguna ocasión Pandora? ¿Y Sr. Sonrisa?

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